Tuesday, 12 November 2013

...cuerdas

- "No lo olvides: eres mía."

Sus palabras resuenan aún junto al eco de esa canción que os ensordecía a las 23:46 exactas, preciso instante que duró un suspiro y cuatro latidos retumbando en tus orejas. Momento en el cual supiste que ya no había vuelta atrás, soplo de tiempo en el cual sentiste pánico, terror, espanto y ganas de salir corriendo: eres suya, estás en sus brazos y entrelazada en las mil cuerdas de este juego de dulce tortura que te captiva tanto como te espanta.
 
...pero sabes tan bien como él que en esa brizna de espacio no sentiste más terror de lo que te regozaste en serenidad, valentía y... sí, tranquilidad. Juego de dulce ternura, incluso.
 
Eres suya, te regodeas en sus pensamientos y eres la primera en su lista de deseos. No sientes peligro sobre su cuerda floja, y sus ataduras no son más que un juego. Un juego que ambos conocéis pero él controla, dejándote a merced de su idea de a quién le toca ganar; nunca revelando resultados hasta el final, pero recordándote a cada instante dónde estás y quién eres; de quién eres y por qué.
 
No te deja escapar de ti misma, y se hunde en cada fibra de tu ser, a la vez que tú hundes tus uñas en su espalda y los dientes en su cuello, tratando de plasmar tus mil y una cicatrices en el lienzo que es su piel. No hay semejanzas que contar entre vosotros, y a la vez no imaginas a nadie más simétrico. No existen desarrollos más perfectos a esos proyectos aún en progreso de los cuales te rodeas a cada paso.
 
Sus palabras resuenan en cada hebra, cada fiamento, cada brizna de lo que eres, creando ese eco a cuyo son ya no haces más que bailar, pensando en la ironía de dejarte enjaular cuando en ningún momento has dejado de volar.

Wednesday, 6 November 2013

...the window

You sit, staring out the window, wondering where she is, when she'll be back. Cup number three turned from Irish to black by the side of a bottle that is almost as empty as your soul when she's not close.

Colors of the rainbow paint the sky but drain your face, flooding your facets with grey, exactly the same shade of her sweater the last time she left you. And yet again she's not here. Not yet.

Wondering where she went this time you make your way to the bottom of the bottle, drowning the last hope of again finding her scratching on your back door.

You sit there, looking at the clock, the clock staring right back at you. As it shakes its head you take down the last coffee. 3 sugars: life is already bitter enough.

And as all hope has abandoned every fiber, you now stand, still staing out the window, suddenly smiling because you no longer have to wonder where she is, or when she'll be back.