Friday, 3 May 2013

...tú


Escribe. No preguntes el qué, no preguntes cómo. Sólo plásmate en los cuatro folios que tienes delante. Deja tu esencia, déjate las venas. Deja tus ideas, el aliento y la piel. Escribe, pero ante todo no pienses. Nunca pienses.
No pienses en mí, no pienses en el tiempo que llevamos separados… mucho menos pienses en el tiempo que llevo siguiéndote. No recuerdes, no duelas. No eches de menos mis caricias ni mis palabras: no te lastimes. Olvida que existo, olvida que existimos alguna vez. Sobre todo olvida que existimos ahora. Acepta que formo parte de ti. No hagas preguntas.
Mira hacia otra parte y vacía tus pensamientos. No te esfuerces en entenderme: lo has hecho antes y fallaste. Fallaste como fallas todo lo demás. No intentes destruirme, ya sabes que no puedes. No llores, no sientas. Húndete en nuestro mundo, remonta los muros y escóndete de nuestras pesadillas. Olvídalas. Olvídame… olvídate a ti misma. Siempre se te dio quizás demasiado bien.
Huye, corre todo lo que puedas y no dejes nada atrás: no hagas la maleta, no añores el tiempo, no busques tu pasado. Sigue, sigue siempre adelante, pero regresa siempre a nuestro cielo. Sabes dónde está, aún sabes llegar… no engañas a nadie pretendiendo ser en lo que te has convertido.
No busques aliados y acomódate en tu cueva. No duele. Ya no… pero eso lo sabes. Conoces cada recoveco, cada esquina, cada rincón oscuro. Conoces cada vacío de tu alma y ambos sabemos que sin mí no sobrevivirías ahí dentro. Déjame abrazarte de nuevo esta vez. Déjame rodearte con mi frío y conseguiremos volver a casa, quizás por última vez.

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